El acto sagrado de cocinar pone en marcha un hechizo que contiene un abanico de sensaciones y deseos, involucrando consciente o inconscientemente nuestra energía y estado de ánimo en el placer cotidiano de llevar una receta a su máxima expresión.
El acto sagrado de cocinar pone en marcha un hechizo que contiene un abanico de sensaciones y deseos, involucrando consciente o inconscientemente nuestra energía y estado de ánimo en el placer cotidiano de llevar una receta a su máxima expresión.